Estoy seguro que antes de llegar aquí, has pasado por un montón de webs.

¿Cuántas recuerdas?

No digo esas webs llenas de gatitos, ni de huskies o con gente pegándose piñazos de formas inverosímiles.

De esas te acuerdas porque es algo que a casi todo quisque nos gusta y nos llama la atención. Sobre todo las de piñazos… (Bueno, a mi me pueden más los animalitos, la verdad…)

Me refiero a las webs comerciales o de consultoría, o quizás en las que te ofrecen servicios de coaching, mentorías o te venden algún producto que, esperan, sea de tu interés, esas son a las que me refiero.

Esas webs están para ganar dinero. Para llenar consultas, tiendas o vender servicios a cascoporro. Punto.

Y si lo piensas, las que más se te han quedado en la cabeza y has tomado en consideración para sacar la tarjeta, no son las que tienen más efectos especiales, ni las que tienen las frases que ves en casi todas.

Las hay diferentes.

Y esas, colegui, son las que se llevan la atención de tu inconsciente.

Normalmente, en la creación web es normal que el diseñador use una plantilla, coja las imágenes que le molan al cliente o que ha hecho dicho cliente y después ponga algún texto sacado de las plantillas mismas o de algún listado de frases “infalibles para enamorar a tu comprador”.

Pues vale, eso es lo que suele pasar. Te lo explico paso a paso, por si te has perdido.

Diseñador web+plantillas de uso general+fotos de stock+efectos especiales+colorines+textos copiados=la mayor parte de las webs.

En fin, que todo es muy estándar…

Y en el mundo de los coaches, terapeutas o consultores muchas webs son un copia pega unas de otras, solo cambia la cara de portada y la coletilla de la frase típica de “Ayudo a personas a…” o la pregunta de “¿Has sentido/pensado/imaginado alguna vez…?”

Y si quieres una escuela online o una tienda, la cosa tampoco acaba de mejorar mucho…

El diseñador te suele hacer una página de aterrizaje y, después, te dice que lo más “seguro” es que subas tu curso a las plataformas de formación, o que te busques la vida para crear el catálogo de tus productos y te cobra por “sincronizarte” con dichas plataformas.

Sinceramente. Es como si te tuerces una pierna y al llegar al hospital te dicen que vayas al Leroy Merlín a comprar la escayola.

Imagino que te parece igual de absurdo que a mi… Al menos, eso espero…

Pero por norma general, la mayoría de diseñadores  te dicen que “esa es la tendencia” o “lo mejor para que tu lo puedas gestionar”… O sea que, al final, tienes una web que no tiene nada que ver contigo. No está tu alma o tu intención en ella.